No cabe duda que-en un contexto temporal diferente y con nuevos protagonistas-la historia se repite. EEUU tras un periodo de hegemonía mundial-que, realmente, tomó cuerpo tras la Segunda Guerra Mundial-, ha comenzado a mostrar síntomas de agotamiento financiero como Imperio, y, eso es lo que estamos viendo en esta nueva etapa de la presidencia liderada por Donald Trump. Todos los imperios conocidos- el español, el británico, el holandés el francés y otros-se iniciaron colonizando, directa o indirectamente, territorios ajenos. Al comienzo, las colonias nutrieron las arcas de la metrópoli, pero, con el paso del tiempo-en algunos casos como consecuencia de los poderes autóctonos que desarrollaron los propios colonizadores, y en todos por la implantación en los nuevos territorios de las reglas de gobierno y códigos morales de los dominantes-, las colonias se convirtieron en una carga financiera insoportable, que los ciudadanos de la metrópoli no estaban dispuestos a seguir soportando. Le ocurrió a España cuando perdió sus posesiones americanas, a Francia, a Holanda o a Inglaterra cuando Winston Churchill-a pesar de ser un acérrimo enemigo de la independencia de la India-,optó por concedérsela por voluntad propia junto con el resto de territorios que, eufemísticamente, denominó «Commonwealth», la riqueza común. Política de «Assets Light», se dice en el sector hotelero, es decir, hacer el beneficio que se pueda con el mínimo nivel de inversión en ladrillos, y compartiendo los resultados que el negocio genere con el propietario del establecimiento. Y, para conseguirlo, Trump no ha dudado en romper con todos los consensos internacionales establecidos después de la Segunda Gran Guerra.
¿Cuál es la estrategia que está siguiendo Donald Trump?
Sencillamente la misma que ejecutaría un directivo experimentado cuando la compañía se encuentra en dificultades financieras-y, en eso, él personalmente, ha pasado por varias en sus propios negocios inmobiliarios-: 1) Reducción de los costes operacionales, del tamaño del Head Office y de la plantilla general de la compañía (responsable ejecutivo Elon Musk), 2) Desinversión en activos «non core» -no críticos-(tales como la salida de la OMS, poner freno al gasto en la OTAN, y al de intervenciones de apoyo en el exterior cobrando las deudas atrasadas, i.e. Ucrania), y 3)Búsqueda de nuevas oportunidades de negocio en «otros mercados» (tierras negras en Ucrania-Rusia y Groenlandia; Resort Turístico- americano, por supuesto- en la franja de Gaza; Canal de Panamá, y otras que veremos en los próximos meses.
¿Cuál será el reto más importante de EEU ?
Definir el NUEVO MODELO DE NEGOCIO, que, en el caso de los países, pasa por encontrar su posición en el contexto internacional y, en este caso, EEUU se enfrenta a un poderoso competidor que ha acumulado enormes excedentes: China.
La cuestión es: ¿Qué ocurrirá cuando China lance frontalmente su ofensiva para recuperar Taiwán, e intente asentar su hegemonía sobre todo el ámbito de influencia del Mar de China y del «Collar de Perlas» que se extiende desde China continental hasta el Cuerno de África? ¿Enviará Trump a los marines a defender esos enclaves? ¿Otra vez los cuerpos de los soldados muertos regresando metidos en un saco, como cuando Vietnam? No lo creo.
«Make América Great Again», yes, but just América», el Nuevo Imperio es China.
Creo que, con estos ingredientes, escribiré una segunda parte del RÍO DE LAS PERLAS, cuya novela la dejé justo en este punto.